domingo, 5 de septiembre de 2010

The River

Hoy estoy honestamente feliz y perdida, me siento respirada y cambiada, me siento nueva y con algo nuevo. Y aunque las cosas no hayan mejorado realmente, trato de disfrutarlas y de aprender. Y es que ¿De qué me sirve deprimirme? Solo pierdo valioso tiempo en el que podría estar mejorándolo todo y cambiando. Y es que estoy aprendiendo a aprender, estoy encontrándole sentido a todo esto. Y aunque lo negué por mucho tiempo, ahora estoy con la mente segura de que todas las dudas que tenía se están aclarando poco a poco. Este fin de semana aclaré varias de ellas y eso realmente me movió.

Siento no haber podido cumplirlo, siento haberte destrozado. Pero creo que te conozco bien... y las cosas que pasaron ya no sirven, sirve el presente.

Siento haber caído en esta nueva revolución y pido perdón.

Siento haber roto aquella promesa conmigo misma, pero es demasiado tarde para regresar el tiempo, y aunque lo hiciera sé que me volvería a dejar llevar. Y es que así soy yo. No me queda de otra.

Y aunque sea tonta, distraída, diferente, cambiante y alguna veces estresante algo me dice que no importa, mis defectos son mis mejores cualidades.



¿Por qué preocuparme por encajar? Cuando a nadie le importa, cuando todos se preocupan por lo mismo. ¿Por qué preocuparme por ser igual? Si ser diferente es lo más hermoso del mundo. ¿Por qué esforzarme en cambiar? Si así soy, así nací y así moriré. Y así tengo amigos, amigos que me quieren por lo que soy y por lo que no puedo ser. ¿Para qué quiero alguien igual a mí? Si puedo tener a alguien con una mente diferente que me haga pensar, me enseñe y tal vez me haga reflexionar.
¿Para qué meterme en rollos que no son lo mío? Si los míos son a donde pertenezco.
Y, lo que más me pega... ¿Para qué tratar de complacer a los demás? Si al final de cuentas a la que tengo que complacer es a mi misma, los demás ¿Qué importan? Si no los complazco, si no me aceptan, es porque simplemente pertenecen a otro costal de personas igual a ellos. Pero YO no quiero pertenecer a un costal de personas igual a mí. Quiero aprender, escuchar y cambiar. Quiero moverme y reflexionar. Y para eso, necesito personas diferentes a mí, no iguales. Aunque... a final de cuentas, no hay nadie igual a mí.



En resumen, no pertenezco a ese lugar que estuvo hecho para mí, pertenezco a ese lugar en donde nada encaja conmigo y yo no encajo con nadie. Y ahí está lo bello, en ser diferente y JAMAS ser lo que la gente espera de ti. Si no lo que esperas de tu mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario