sábado, 25 de diciembre de 2010

“Abuela mira lo que me trajo santa“ Grita el niño de la casa de en frente. Entonces me acuerdo...

“Pasan los dias, veo el calendario, faltan exactamente 13 días. Van aproximadamente 3 cartas que escribo, pues en la televisión pasan tantas cosas que se me antojan y no me puedo decidir. Ya sé que no debo sobrepasarme, pero todo se ven tan lindo y divertido. He cambiado de opinión varias veces. Pero hay algo que sé con toda seguridad que quiero; esa muñeca con diadema rosa y moño amarillo, traje blanco y rosado. Tiene un olor a ternura tan marcado. La vi en aquella posada, en la cama de mi prima, en cuanto la tuve en mis brazos supe que debía pedirla en mi carta. Tendré una para mi.
Sin contar el día de hoy faltan seis días ya. Volvi a hacer otra carta, esos patines que había pedido no parecen tan lindos como los vi en televisión. El día que fui a la juguetería me di cuenta que había algo todavía más bello, bueno, había muchas cosas. Tantos niños tratando de escoger, corriendo por los pasillos igual que yo. Viendo los juguetes que, si nos portamos realmente bien, estarán pronto bajo el árbol.
Mamá dice que me decida de una vez, que el niño dios no puede estar con tanta indecisión. Está bien... creo que ya sé perfectamente que quiero. Para empezar, esa muñeca de diadema, esa es la que quiero. Tienes unos ojos azules taaaaan lindos, y como ya dije, un aroma a alegría muy agudo que penetra mi corazón. Sé que la quiero, y sé también cómo voy a llamarla.
Mi hermano quiere una pista de carros pero ya cambió de opinión como diez veces, pues en los comerciales matutinos vemos tantos juguetes que ya no podemos decidirnos. Mi hermana no parece darle importancia al asunto, en realidad solo se ríe y tira baba. Mamá me pidió que le escribiera una carta puesto que ella no sabe escribir ¿Qué pasará si pido un juguete que me guste a mi para que me lo preste? No, no creo que sea buena idea, eso sería portarse mal. Mejor que ella sola escriba su carta.
Estuve viendo la película de mi pobre angelito que cada año, por estas fechas, pasan en la televisión. Tambien la de los fantasmas de Scrooge y el especial navideño de Disney. En las tiendas hay mucha gente, hace frío y mis pies están cubiertos con unas calcetas gruesas color rosa que mamá me obliga a usar. Me levanté hoy en la mañana pensando que Santa había decidido adelantarse y traerme mis regalos antes para no hacerme esperar. Pero en el árbol no había nada.
En la televisión veo niños y niñas jugando en la nieve ¿Por que no nieva? ¿Tan mal nos portamos los niños en mi ciudad? Yo quiero jugar también en la nieve.
Ya no quiero comer, mi plato está lleno de pavo y ensalada, pero la emoción me llena tanto el estómago que no cabe la comida. Es como un sentimiento tembloroso, la impaciencia. Veo unos regalos bajo el árbol, sé que no todos son para mí, pero cómo quisiera que hubiera algo bueno. Pues los regalos de parte de papá y mamá nunca son igual de buenos que los de santa, ellos siempre aprovechan la ocasión para regalarme ropa.
Al abuelo le han regalado una bufanda y unos calcetines, la abuela recibió un perfume (Otro más a la colección de mil) y a mí me regalaron chocolates y una barbie con el pelo demasiado lacio. Huele bien, bastante bien. Pero nada será bastante bueno como lo que viene mañana temprano. Yo lo sé. No he peleado con mi hermano en las ultimas horas, espero que santa vea eso. Estuve muy bien portada en la cena y hasta ayudé a abrir el regalo de mi hermana. ¡Qué buena niña soy!
Subo las escaleras rapidamente, me tiro en mi cama, mamá y papá me dan las buenas noches. Me hinco en mi cama, junto ambas manos y rezo. Después me acuesto, ruedo un rato, abro y cierro los ojos. Entonces me acuerdo del jeep que vi en televisión la noche pasada, un enorme jeep rosa que yo puedo manejar. Me hinco de nuevo y hablo con Dios “Acabo de acordarme, olvida todo lo que pedi, solo quiero la muñeca de la diadema y el jeep. Es todo lo que pido, por favor. O si no alcanzan entonces comuniquense con los reyes magos. Amén.“
Ruedo otro rato. Ruego al cielo que santa me haya escuchado.
¡Un ruido! ¡Un ruido! ¿Me asomo? No. Debo estar dormida, si no mi árbol se quedará vacío. ¿Y si me traen carbón por estar despierta? Papá y mamá deben estar dormidos ya. Mis hermanos también. Yo debería dormir también. ¡No puedo! Es... difícil. Tengo sueño pero mi mente no se queda quieta. Yo sé que si duermo la noche se me pasará más rápido y pronto será de día....
Mi mente se despierta y rezo porque cuando abra los ojos ya sea de día, los abro, sigue siendo de noche. Ahhh... ¿Cuánto tiempo más tendré que esperar? ¿Será acaso que mi muñeca esté abajo esperándome? Está bien, saldré. Abro la puerta, bajo dos escaleras y me escondo tras el barandal. ¡Si! Hay unas cajas debajo del árbol ¡Hurray! ¡Llegaron! Pero sigue oscuro... debería volver a dormir y esperar a que se haga de día. Vuelvo a la cama.
Antes de ir a la cama hicimos un trato con mi hermano; el primero que se despierte tiene que despertar a los demás, no podemos de ninguna manera bajar solos, debemos ir todo juntos.
Duermo un rato más y... abro los ojos, está oscuro... duermo un poco más y... es de madrugada solo hay un poco de luz... cierro los párpados y... aún no se pone de color blanco el cielo. No me importa...
¡Regina! ¡Gian Paulo! Arriba ya! Como siempre, mi hermano es el último en pararse.
Se ve que está más que emocionado; reconozco su mirada como si fuera la mía. Nos tiemblan las piernas... ¿Bajamos ya?- pregunta mi hermano.
¡Si¡ ¡Si! - murmuramos.
Bajamos muy lentamente y en el séptimo escalón alcanzamos a ver los regalos, se nos olvida que vamos juntos y cada quien corre a su bota. Veo los regalos, no quiero moverlos, imagino a esa criatura de pie en donde estoy ahora, dejando mis juguetes. Como si pudiera olerlo...
Rompemos como bestias las envolturas, las aventamos, gritamos... mamá está detrás del árbol grabándolo todo.
-VALE! ¿QUE TE TRAJO SANTA? - me pregunta
De la alegría no puedo responder. Al parecer santa no alcanzó a traer el jeep, pero no importa; mi muñeca deseada está ahí junto con otras cosas. El olor a nuevo de la muñeca, no es cualquier olor como los regalos de cumpleaños, es el olor a juguete nuevo en navidad.
Mamá se vuelve a domir, son las 7 de la mañana. Aproximadamente a las 11 saldremos para Guadalajara junto con papa y mama para celebrar la navidad con la familia de papá. Estoy ansiosa por ver qué recibieron mis primos.
Aún faltan los reyes magos, espero tengan listo mi jeep.“


sábado, 18 de diciembre de 2010

Turn them

Vuelvo a mi costumbre de poner de titulo la canción que estoy escuchando. See...
Qué lindo es darte cuenta del significado de “Confianza“. Cuando te percatas de quién ha tomado confianza contigo muy rápidamente, cuando eres consciente del grado de confianza que le has regalado a la gente con el tiempo y cuando entiendes que la confianza no importa, porque la definición de “confiar“ No es realmente importante. Creas ese lazo con alguien y automáticamente pasa todo.
Entonces miro a la tonta de mi hermana y pienso “¿Qué diablos?“ No importa. No, no importa.
La gente te quiere no por lo que eres, lo que serás o lo que fuiste; Te quieren por lo que son, lo que serán y lo que fueron juntos. Unicamente por eso. Y es lo bueno, es lo que vale, lo que debe de tomarse en cuenta.
En esos momentos en los que miras a alguien y piensas “A qué grado de cariño he llegado con esta persona...“ Y comienzas a pensar en esta persona en determinados intervalos, cuando miras al frente, cuando algo ocurre y dices “Hace mucho que no te pienso, hace un rato que no sé de ti “¿Y eso importa?“ No realmente, hay un lazo que se estira y se estira y se estira.... y no se rompe. De ninguna manera.
Luego, estando ahí, te escuchas a ti mismo relatando pasajes y situaciones que normalmente no te dedicarías a contarle a alguien tan fluidamente, que simplemente son cosas que guardas para contarle a esa determinada persona. Es curioso... el grado de amor que puedes regalarle a alguien en tan poco tiempo. Es curioso... lo mucho que puedes dar a las personas sin esperar nada a cambio y, sin embargo, recibirlo de todos modos. Es... curioso.
Es extraño tener en cuenta tanto a alguien, extraño saber que están ahí, que no tienen tu sangre, ni tus ojos, ni tus genes... pero están ahí. Ahí. Ahí. Ahí.
Y luego quieres poner el nombre de esa persona en tu entrada, pero te das cuenta que acabas de dedicarla a más personas. Y no quieres romper el encanto...
Solo sepan que, estén donde estén en este momento, las estimo y les tengo un cariño muy grande. Y un grado de confianza infinito, aunque eso no sea realmente importante. Sépanlo. Por si se los dejan de tarea...




























Gracias Zaby, Gracias Breen, Gracias Italuvi...

viernes, 17 de diciembre de 2010

KTM

Estaba ahí sentada, viendo a todos pasar al frente, mostrar su talento, haciendo valer todo el tiempo que estuvieron practicando su entrada. Con sus vestuarios muy monos, sintiéndose nuevos y especiales dentro de ellos. Luego saludan al frente, ellos están ahí, mirándolos, aplaudiendo y animándolos. Todo debe salir bien, se ve en sus rostros que están nerviosos, pues no pueden olvidar nada. Sus pies tocan el escenario, miran al frente, la luz les ilumina el semblante... llegó el momento.
Y entonces me percato que estoy del otro lado, del lado que siempre me había parecido tan lejano. Y luego me doy cuenta que lo veo todo desde un angulo diferente, como una tercera persona. Y me acuerdo que, en algún momento, yo estaba ahí. Sonriendo. Triunfante.
Ya no. Ya no es así. Soy alguien más, ya no formo parte de esa bella familia, aunque no quiera aceptarlo. Aunque entre y me sienta en casa, sé que ya no formo parte. Sé que mi ciclo terminó. Y me acuerdo, me acuerdo de tantas cosas. Son tantos los recuerdos... pero ya no ahogan, no como lo hacían antes. Ahora se ven como un sueño, como si nunca hubiera pasado... como si todo lo hubiera imaginado. Lo veo como alguien más, en el recuerdo no parezco yo realmente. La persona que participaba en esas aventuras parece un personaje ficticio.
Pero ya no me entristezco porque sé que así tenía que ser. Aunque deba doler.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Un plan malévolo #####

Tengo que admitir que la manera en que sus ojos fugaces me miraban producía una extraña sensación de felicidad en mi interior ¿O era de impaciencia? No tengo la menor idea. Ahí estaba el sentimiento ¿O la emoción? ¿O el coraje? O, bueno, tal vez ambos y ninguno a la vez…

Era un café miel resbaloso que me escurría toda la piel y producía un enorme agujero en la parte baja de mi estómago, ahí donde se guardan todas las emociones, ahí donde toma vida ese poder inmenso que me causa el verlo así. Tan… sereno.

Si claro, no debía, pero podía ¿Cierto? Tan solo una probada, como dicen por ahí “Un tentempie“ Pero era ilógico, inmaduro e irresponsable. Y, sin embargo, ahí lo tenía. Sonriendo y haciendo brillar la dulce miel en sus ojos azules, digo cafés. Pero igual no importa, no importa el color, la textura, el movimiento o el tamaño… importa la sensación que producen todas juntas. Como una fusión de poderes malévolos atrayéndome hacia el pecado, hacia la tortura. Una tortura exquisita, debo decir.

Aaaaah… Me dejaré llevar un día de estos. Y ese día me haré sorda a todos, lo juro, y haré lo que dicten las palabras escritas.

Amén.

La @!#$%/&*#$

Me FRUSTRO me ESCONDO…. Sonrío ME chingo TE jodes ME CAGAS

LLORO te odio ME GUSTA me río TE CHINGO te grito SUENA escucho CANCION tranquila… Me HACES el DIA y luego ME CHINGAN la MONALISA. LA sonrisa.

AgGagAGagAGghhhhh

jueves, 2 de diciembre de 2010

Titulo? Titulo? La tuya.

Así como uno de esos momentos en lo que dices “Hacen falta las palabras escritas“. Esas ganas que te dan de repente de charlar contigo mismo, de saber qué estás pensando, qué quieres, qué buscas o, simplemente, qué sientes.
Es como... oir tu voz en la carcajada de un extraño, que realmente ya no es tan extraño. Es como... susurrar a tu propio oido y decir “Hola ¿Cómo te va?“

Me encuentro como en esa balanza de cosas por hacer, buscando desesperadamente el equilibrio y la tranquilidad. Esperando con ansias el momento en el que las cuerdas de la guitarra se aplaquen y comiencen a tocar una de esas acústicas que tanto me gustan. Para cerrar los ojos y recostarme en el asiento del autobús y admirar todo ese paisaje que pasa rápido por la venta. Para ver mi reflejo en el cristal, revuelto con la imagen de afuera.

Esa voz de la canción que nunca habías escuchado y de repente te das cuenta que te agrada, que te tranquiliza, que realmente te ayuda a calmarte. Pero no quieres descargarla, porque suena bien así, perdida en el espacio y que probablemente no puedas volver a escucharla en un rato si no guardas el nombre, pero no te importa. Vives las notas.

Y entonces abro los ojos y escucho ese murmullo atropellado e interrumpido por el sonido del teléfono, ese “riiing“ tan molesto. Si que es molesto.
Y luego grito “Adios a la comunicación, quiero estar sola“