lunes, 18 de marzo de 2013

'T Straatje

Los Belgas se quejan porque hace demasiado frío para ser Marzo, que es el invierno más largo que han tenido desde hace ciento y algo de años. Ha nevado mucho los últimos dias y no veo ningún indicio de la primavera. Este hecho me deprime un poco, pero ya me acostumbre a llevar el enorme abrigo sobre mí a todos lados, se ha vuelto mi segunda piel.
Estas semanas han ido extremadamente rápidas y lentas a la vez. El día avanza sin ganas pero termina con prisa. Y tiene lógica, creo.
Es extraño abrir los ojos por la mañana y saberme acostumbrada al ambiente que me rodea, a hacer las cosas en modo automático y crear una cotidianidad temporal todos los dias. Sigo aqui. Sigo en Bélgica. En 5 dias se cumplirán siete meses de haber dejado mi casa, de haber tomado ese avión y cruzado el océano. Mi mente no lo asimila, en ocasiones tengo la sensación de que he estado aqui toda la vida, y otras veces me asusto y se me olvida a donde pertenezco. Pero en dias como hoy, cuando camino con mis audífonos hasta la estación de tren, es cuando mi mente viaja de aquí para allá y me recuerda quién era antes de estar dónde estoy, quiénes éramos y en qué nos hemos convertido. Veo sonrisas, veo música, veo lágrimas, veo abrazos, besos, miradas, momentos y una que otra botella en la colonia ocolusen.

Pienso en el día de mi regreso y aún no decido si asustarme o emocionarme. Miro a mi alrededor y todas las cosas que voy a extrañar, todas las fotografías emocionales que tengo que conservar. Primero esta “Straatje“ la pequeña calle llena de bares que se encuentra casi a un lado de la estación y solemos frecuentar casi cada viernes para hacer prácticamente lo mismo. Primero tenemos el bar del boliche a donde he ido unas tres o cuatro veces únicamente. El bar donde Rens conoció a Damiela, donde, estando a tantos meses del día de mi partida, Jaime y Carina me dijeron que el día en el que yo tuviera que irme iban a llorar. El bar donde Eva mi cito un día de Enero antes de que se fuera a la India para hablar de mi vida en Bélgica y todo lo que yo tuviera que desahogar.
Después está el Bar de la esquina “Den Bras“ o como nosotros los llamamos “El bar de siempre“, porque lo frecuentamos mucho. Nos gusta porque fue el primer bar a donde fuimos todos los Kip juntos después de una clase de neerlandes, donde Giorgia se confundió y pidió jugo de naranja en vez de cerveza, a donde fuimos después del juego de fotografías en Kortrijk y platiqué por primera vez con Karel. Ese bar ha presenciado si no todas, bastantes platicas profundas y sinceras con Damiela. Es de esos bares en los que hay buena música, a un volumen perfecto para poder sentarte y platicar por horas. Todos los caminos nos guian siempre a el “bar de siempre“.
Al lado de éste está el bar subterráneo, ese me gusta porque casi nunca hay gente y, puesto que está bajo tierra y hay que bajar unas escaleras, siento que me encuentro en el fin del mundo y nada ni nadie puede encontrarme ahí. La cerveza no es tan buena como en “den Bras“ pero el lugar es acogedor.
Luego siguen los tres bares más concurridos, donde se pone la fiesta y todo el mundo está ahí, donde es casi imposible sentarse a hablar. El primero es bastante elegante, ahí te encuentras con la clase alta de la zona y los niños bien vestidos. Es lindo el lugar pero no me agrada tanto porque hay pocas meses y siempre termino parada.
El segundo es el que más detesto y el favorito de Damiela, la música está al máximo volumen y casi siempre es Dubstep. Ahí fue donde Damiela y yo nos tomamos un vodka malísimo un día y donde en frente de Viktor la regañé y nos peleamos. Siempre está atascado de personas y estudiantes de escuelas refinadas en su mayoría, no se puede ni caminar porque es un mar de gente.
El tercero es “Stradis“ el favorito de los de mi clase, en parte porque hay happy hour y en parte porque ponen música más variada y los de la escuela asisten ahí. A mí me agrada porque tienen Desperados (cerveza con tequila) y porque tengo la oportunidad de ver a mis compañeros del colegio en un ambiente diferente donde se comportan diferente.

Me retiro. Hay deberes Belgas por hacer.
Ahora me queda esperar a la primavera y el día en el que pueda salir a la calle con mangas cortas.