viernes, 20 de mayo de 2011

J. Cuervo

Sentada en su cama, junto a la ventana, la que avisa que la noche cayó hace ya un buen rato y yo no me había percatado ¿Por qué? Porque estaba ocupada tomando de un vaso que contenía no se cuantas cosas en su interior.
Segunda entrada consecutiva en la que escucho la misma canción. Piano. Voz. The greatest.
Hoy, si. Hoy convivi con alguien nuevo, con alguien a quien no le habia compartido tanto de mí. Hoy no, hoy no estuvieron mis amigos del alma, mis amigos del pasado. Hoy ellos tomaron su camino y salieron por su lado también. Yo, en cambio, me separé. Yo, en cambio, comparti mi ser y mi alegria con personas tan nuevas y viejas que aún no llego a comprender.
Hoy me acordé de Italuvi y llegué a sentirla tan tan lejos. La siento demasiado... ahogada. La siento diferente, alejada, seca, fría. Ya no la extraño ¿Por qué? porque extrañar es de idiotas. Extrañar es acordarte de ese alguien y sentirte menos porque ese alguien no está presente ¿y que si no está? Te mando a la verga, te cepilló, te dio la espalda ¿Y? Si, mi mejor amigo me dio la espalda, mi mejor amigo me olvidó. Me ha olvidado. Y me llegó a doler en ocasiones. Pero hoy no es la ocasión.
Hoy amo tanto a mis hermanos de cine, hoy amo tantos a mis hermanos Roosevelt. Y, curiosamente, aunque no sea la persona más integrada en el ambiente, creo que ellos me aman a mi también. Sea como sea. Somos familia. Y no nos queda de otra.
Esperando un mensaje de esa mujer que esta ahora en otra fiesta, hoy se hacen dos semanas sin verla. Y es tan raro... La extraño. No logré escuchar bien su voz a través del telefono, seguro el volumen de las notas era demasiado alto para que mi inutil voz les ganara. Pero igual, yo amo a esa mujer, la amo tanto que no puedo expresarlo con tinta.
Llevo, ultimamente, una lucha conmigo misma, una lucha que me obliga a hundirme y volar todo al mismo tiempo. Me siento tan fragil y fuerte a la vez. Siento que me ahogo, me ahogo entre futuros y misterios. Le temo a ese abismo desconocido, oscuro y tan placentero que me grita, me pide que me apresure. Pero no quiero hacerlo porque si no ¿Dónde quedaria la diversión?
Todo es tan callado y ruidoso, no lo aguanto y me encanta. Me encanta.
Extraño ese pasado. Pero ya no me hundo tanto en él, Lu Anne me lo enseñó. Ahora solo tengo que ayudarla a enseñarlo a la gente. El problema es que ahora me aprieta el futuro, el futuro de ti, de mi, de ambos, de todos. ¿Qué será de ti, amigo mío, que huyes y me sonries y me prometes? ¿Qué será de ti, amiga mia, que me ha jurado amistad eterna? ¿Y de ti, compañero desconocido, cuyo nombre repito y no olvido? De ti maestro, De ti.
Es tan complicado concentrarse en un presente, pero creo que comienzo a hacerlo.
Todo se lo debo a Lu Anne. Lu Anne. Lu Anne.