jueves, 16 de diciembre de 2010

Un plan malévolo #####

Tengo que admitir que la manera en que sus ojos fugaces me miraban producía una extraña sensación de felicidad en mi interior ¿O era de impaciencia? No tengo la menor idea. Ahí estaba el sentimiento ¿O la emoción? ¿O el coraje? O, bueno, tal vez ambos y ninguno a la vez…

Era un café miel resbaloso que me escurría toda la piel y producía un enorme agujero en la parte baja de mi estómago, ahí donde se guardan todas las emociones, ahí donde toma vida ese poder inmenso que me causa el verlo así. Tan… sereno.

Si claro, no debía, pero podía ¿Cierto? Tan solo una probada, como dicen por ahí “Un tentempie“ Pero era ilógico, inmaduro e irresponsable. Y, sin embargo, ahí lo tenía. Sonriendo y haciendo brillar la dulce miel en sus ojos azules, digo cafés. Pero igual no importa, no importa el color, la textura, el movimiento o el tamaño… importa la sensación que producen todas juntas. Como una fusión de poderes malévolos atrayéndome hacia el pecado, hacia la tortura. Una tortura exquisita, debo decir.

Aaaaah… Me dejaré llevar un día de estos. Y ese día me haré sorda a todos, lo juro, y haré lo que dicten las palabras escritas.

Amén.

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