martes, 25 de septiembre de 2012

Fever

Aún no sé si el sentimiento de estar fuera de casa sigue ahí, a veces va y viene, hay dias en los que me abandona por completo. Hay dias en los que se queda aquí a pasar la semana. Casi siempre llega cuando amanece.
No todo se siente como una aventura, aún me parece que estoy en una clase de hipnosis. Pienso en la persona que se encontraba sentada en la cocina de su casa, llenando una enorme solicitud, estresada tratando de conseguir los papeles requeridos. Entonces esta persona respira profundo y se dice a si misma “Voy a irme, VOY A IRME“ y continua llenando esa complicada solicitud. Ella lo dijo sin pensar, en realidad ni siquiera estaba razonando del todo, solo hacía lo que lo que dictaba el instinto. Y hasta hoy, no sé qué estoy haciendo. Pero ya dejó de importarme, ya camino sin cadenas. Ya no me pesan tanto las decisiones. Ya soy feliz. Y pienso mucho en esa noche, la noche en la que le ordené al universo que me dejara cruzar el océano para llegar aqui. Moví las piezas a mi favor e hice que sucediera. Yo inicié la jugada. Nadie más. Y lo hice sin pensar. Pero, tal vez, las mejores cosas de esta vida se hacen sin pensar. Tampoco se hacen con el corazón, o con el alma, o con fe. Las mejores cosas de esta vida ya existen, solo hay que saber encontrarlas.

Y hasta hora solo ha pasado un mes y dos dias desde que crucé la puerta de mi casa, dejé que Molly me lamiera el rostro y me encaminé hacia el auto que esperaba en la calle. Hasta ahora solo ha sido un mes y dos dias desde que despedí a mi mamá con lágrimas ahogadas en los ojos y me subí a un avión. Hasta ahora solo ha sido un mes y dos dias desde que vi México por la ventana, guardé la imagen de la noche en mi mente y me despedí con ternura de mi tierra.
¿Qué es un mes y dos dias? Suena a mucho. No es nada. ¿Qué es un año? No es nada.
Por eso, al poco tiempo sacarle provecho.
Voy a vivir mi pequeña aventura.

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