domingo, 10 de octubre de 2010

10:10:10



Mi familia me hace ir a misa todos los domingos, y no es que no me guste pero, claro, a veces tengo algunas dudas sobre la existencia de un ente. No siempre presto la atención necesaria y no me enorgullezco de eso, pero es que existen momentos en los que no sé ni qué es eso que llamamos “misa“.
Hoy hubo un cambio mientras escuchaba hablar y hablar al padre; leí un trozo del misal en la parte de atrás y realmente me llegó. Fue como un rayo de luz dándome a los ojos y se me erizó la piel.
Y, en muchas o pocas palabras, el texto hablaba sobre ser agradecidos por todo lo que tenemos. Y efectivamente, todo lo que decía era verdad.
¿No existen enfermos en cama sin poder salir y respirar el aire fresco del parque? Que están postrados en una cama todo el tiempo sin poder moverse y anhelando que su enfermedad tenga remedio para así poder levantarse y recibir una segunda oportunidad en la vida.
¿No existe gente desempleada que lucha cada día por llevar el pan a la mesa y se parten el lomo buscando trabajo?
¿No existen niños hambrientos y tristes, con miradas apagadas y dolores escondidos? ¿Con llagas en sus manos por trabajar? ¿Con sus huesitos asomándose esperando ser alimentados? Sedientos y cabizbajos rezando porque no caiga la noche para no tener la preocupación de en dónde dormirán hoy.
¿Acaso no hay familias destruidas?
Países en guerra y hambre.
Pobreza afuera de tu casa.

Y sí, recibí un escalofrío en la espina dorsal cuando me di cuenta de que cada palabra, cada punto, cada letra eran ciertas.
Todos tenemos problemas, todos sufrimos de algo, a todos nos falta algo. ¿Pero tenemos la desdicha de sufrir de una enfermedad mortal? Muchos no, y no se dan cuenta.
Y entonces me di cuenta de algo; mis problemas son relativamente simples; la tarea, la escuela, un desamor, un papá ausente, un divorcio, dolores del pasado... etc. Pero estoy sana ¿No? tengo una casa ¿No? tengo dos padres ¿No? Un techo, una cama, una cobija, un desayuno, una cena, una escuela. No tengo que preocuparme si comeré mañana, porque sé que lo haré. No tengo que contar monedas; porque tengo suficientes. No me hace falta trabajar, puedo estudiar, tengo ropa, agua, comida, gas, internet.

Hoy doy gracias por todo eso.
Pero por más que intente, no puedo. Los problemas no son así de simples, por más que agradezca, hay algo que debería hacer. ¿No?

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