lunes, 10 de diciembre de 2012

Carousel



El frio aumenta todos los dias, ya llegó la nieve y junto con esta un montón de emociones que todavía no logro desenredar. Es como una mezcla entre mucha alegria contenida, comienzo de cotidianidad, nostalgia, chocolate y pies frios. Bélgica me da algo nuevo todos los dias y eso me gusta, a veces me trata con mano dura y otras veces me libera para que de pasos bajo mi propio riesgo. No es fácil. Nadie dijo que sería. Y me gusta así.
Mis ojos descubren un montón de cosas que no sabía que estaban ahí y, en ocasiones, me dejo llevar por la atmósfera y sonrío en los lugares más inesperados. Muchas veces me ha pasado que mi cerebro deja de oir la música para concentrarse en otras cosas y es entonces cuando consigo que mis dedos bailen de aqui para allá en el teclado y ese peculiar sonidito de los botones inunde la habitación, transportándome a mi hogar y, luego, a ningún lado.
Hay tantas cosas que contar que me cuesta ordenarlas para poder plasmarlas. Y ahora que lo pienso es un poco tonto porque las pocas cosas buenas que he escrito en mi vida son un desorden y nunca me paré a organizarlas con anticipación.
Aún vivo en el bloqueo, ya hizo un año y medio desde la última vez que escribí un guión de principio a fin en una sentada y me sentí satisfecha. Ahora, no importa cuanto intente, ese muro frente a mí no me deja ingresar al mundo de las historias, aquel mundo que me abría siempre sus puertas. Siempre. Y ya no. No más.

¿Por qué?

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